Hay muchas formas de demostrar
amor por una persona. Algunas se hace a partir de las locuras como: una
serenata, un poema, componerle una canción, darle una sorpresa, etc. Otras se
hacen a partir del silencio y el sacrificio.
Probablemente la más común sea la
primera… La de las locuras. Cuando amamos, queremos, estamos enamorados o
simplemente nos gusta alguien, solemos perder la cabeza y arriesgarnos más de
una vez para demostrarlo. Para que aquella persona se dé cuenta de que estamos dispuestos
a darlo todo, a perder la vergüenza, a dejar cosas y personas, a cambiar cosas,
a olvidar cosas, etc. Todo para que esa persona tenga certeza de que el interés
que mostramos es verdadero y único.
Por otro lado está el silencio y
el sacrificio, para mí los más difíciles, pues conllevan saber controlar los
sentimiento, las acciones y todo lo que pueda ocurrir, seas o no tú el hacedor
de las cosas. Seguramente que sentirás más de una vez el corazón latir, que
habrán suspiros, lágrimas, y recuerdos imposibles de borrar, pero todo ello es
parte del sacrificio y de saber reconocer que si no puedes hacer feliz al ser
amado, si no puedes llenar su vida por completo, por el motivo que sea, es
mejor apartarse. Dejar el camino libre para que alguien pueda hacer eso que tú
no puedes hacer. Porque el amor lleva consigo sacrificio.
En el libro El Profeta de Khalil
Gibran podemos encontrar estas palabras:
“Cuando el amor os llame, seguidlo. Y cuando su camino sea duro y
difícil. Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos. Aunque la espada entre
ellas escondida os hiriera. Y cuando os hable, creed en él. Aunque su voz
destroce nuestros sueños, tal como el viento norte devasta los jardines. Porque,
así como el amor os corona, así os crucifica. Así como os acrece, así os poda. Así
como asciende a lo más alto y acaricia vuestras más tiernas ramas, que se
estremecen bajo el sol, así descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá en
un abrazo con la tierra.”
Personalmente, he hecho muchas locuras, desde escribir canciones y poemas, hasta dar una serenata o escaparme a media noche para poder robar un beso. Pero también me ha tocado
sacrificarme. Duele, duele saber que no puedes hacer feliz a la persona que
amas, que no puedes llenarle por completo. Sin embargo, me reconforta reconocer
que he sido capaz de hacerme a un lado, de ser fuerte, de sonreír, de coger las
penas y tirarlas al mar… Al mal de olvido. Me hace feliz saber que he logrado
perdonar cuando me fallaron, y que he sido capaz de mantenerme cerca para
apoyar a quien amé, cuando necesitó de mí.
“Los corazones pueden verse a través
de una mirada. Cuando la mirada es clara, el corazón es bueno. Cuando la mirada
es transparente, el corazón es puro.”
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